Hasta la fecha nunca me había interesado en las pyracanthas, pero desde luego son una especie que lo tiene todo para ser cultivada como bonsái. No ramifica nada mal, florece y fructifica abundantemente y con los cuidados necesarios posee un vigor descomunal.
En la entrada del día de hoy, os presento la rápida evolución de una ramita de pyracantha coccinea que decidí cortar en un parque durante una noche de fiesta veraniega.
Por si no lo sabíais las pyracanthas fructifican de una forma absolutamente brutal. En verano se convierten en un auténtico festival de frutos,lo que hizo que me parara a observar un arbusto en la plaza de un pueblo valenciano, durante una noche de jolgorio estival.
Corté una rama del grosor de un dedo pulgar y la puse en akadama y pomice a partes iguales al llegar a casa. Prácticamente me olvidé de la rama durante 1 año, donde creció descontroladamente hasta conseguir un grosor bastante decente.
Durante el siguiente año me dediqué a dejar que las ramas que había seleccionado crecieran descontroladamente. ¿Por qué razón hice esto? Por 3 razones: Ganar grosor en las ramas principales, cerrar cicatrices y aumentar el pan de raíces.
Desgraciadamente no tengo fotos de finales de ese año, pero básicamente se convirtió en un seto con ramas de más de medio metro de largo.
En primavera del año siguiente me decidí a cortar para comenzar con el diseño del árbol.
Esto es lo quedó. El apice ya comenzaba a tener más consistencia, y aunque el diseño no estaba decidido al 100%, si que tenía claro, que iba a ser un bonsái con un movimiento bastante marcado.
Uno de los errores que cometí con este árbol es pinzarlo y defoliarlo demasiado en estas fases de formación, ya que de haber sido más paciente, el grosor de las ramas principales sería mayor.
En verano de ese mismo año, decidí la altura que tendría el árbol. Posicioné cada rama en su lugar y lo dejé crecer durante el otoño para que cogiera fuerzas para el transplante
Esta semana me he decidido a transplantar la pyracantha, ya que el objetivo es comenzar a ramificar las copas y disminuir el tamaño de la hoja. Aún hay que densificar mucho más la copa, pero el camino ya está marcado y solo es cuestión de ser constante con los pinzados.
Estoy bastante contento con el cepellón, ya que las raíces se reparten por todo el nebari de forma homogénea.
La maceta que he elegido ha sido un error garrafal, pero no tenía otra a mano y tenía ya ganas de verlo en una maceta de bonsái. En unos años le buscaré una maceta más acorde a sus características, pero de momento a seguir desarrollando el árbol.
Un saludo y espero que os haya servido esta breve evolución.