Bonsai de rosal japonés

La rosa rugosa o rosal japonés es un arbusto que crece hasta 1-1,5m. Es nativo del este asiático, aunque a día de hoy se distribuye en gran parte de Europa y América del Norte.

Como la mayoría de las plantas de la familia de las rosáceas, la flor es uno de sus atributos más vistosos.

En el caso de los rosales japoneses, la floración se produce entre verano y otoño (en el hemisferio norte).

Se trata de una especie caduca, cuyas hojas se tornan de color amarillo antes de caer.

Como sucede en otros tipos de rosales, esta especie también está cubierta por numerosas espinas a lo largo del tronco y tallos.

Cuidados de un rosal japonés 

Se trata de una especie que puede habitar en suelos pobres y arenosos y que además presenta mucha resistencia al frío.

Su robustez es bien conocida entre los paisajistas y decoradores, siendo una planta muy usada con fines ornamentales.

También se ha documentado una gran tolerancia a la salinidad, pudiendo crecer incluso cerca del mar.

Tampoco suele presentar demasiados problemas de plagas.

La más habitual es el pulgón, que se puede eliminar relativamente fácil.

Riego de un rosal japonés 

Regaremos cuando el árbol lo necesite, es decir cuando el sustrato comience q secarse por la parte superficial.

En general presenta bastante resistencia a la sequía, pero hay q llevar especial cuidado en verano y especialmente durante la floración.

En la medida de lo posible usaremos agua de calidad (ósmosis o embotellada), ya que nos ayudará a mantener un PH más adecuado en el sustrato de la planta

Abonado de un bonsai de rosal 

Abonaremos de forma genérica como cualquier otro árbol.

Es decir durante la etapa de crecimiento vegetativo.

Para ello podemos usar abonos líquidos altos en nitrógeno para los plantones en desarrollo y combinar abono orgánico de liberación lenta con algo de abono líquido en los ejemplares más avanzados.

Trasplante de un bonsai de rosal

Podemos trasplantar a finales de invierno, justo antes de que el arbol comience a brotar 

En general los rosales no suelen dar problemas en el trasplante y podemos eliminar más de la mitad de las raíces sin problema. Como siempre dejaremos aquellas más finas.

Poda de un bonsai de rosal

Cortaremos las ramas a finales de invierno, antes de que el árbol comience a brotar.

Dejaremos 1 o 2 yemas para que la ramificación sea más compacta y la floración esté mejor repartida.

Alambrado de un rosal

En la medida de lo posible, se aconseja no alambrar un rosal, ya que las ramas están provistas de espinas y la madera es muy quebradiza.

Lo ideal es formar la estructura a través de la poda.

En cualquier caso, siempre es mejor alambrar los brotes tiernos y habrá que estar pendiente que no se clave el alambre.

Estilo de un rosal japonés

En general, los rosales se suelen formar como planta de acento o de acompañamiento.

Su función principal es la de formar una gran cantidad de flores, por lo que la poda antes de la brotación es fundamental.

Dado que las flores y las hojas son de pequeño tamaño, se suele ver este árbol como shohin o mini.

También se puede formar como bonsai estándar, siendo el estilo más común el neagari o raíces expuestas.