El quercus robur, roble común o carballo es una especie de árbol caducifolio que puede llegar a crecer hasta 30-40 metros de altura en las condiciones más favorables.
Son árboles muy robustos, que en sus edades más adultas presentan un porte muy voluminoso, por lo que sin duda se formará con estilos muy masculinos (troncos gruesos y copa muy ancha).
Se caracteriza por sus ramas tortuosas,a que crecen en todas las direcciones, la madera craquelada y sus características hojas, que aunque son bastante grandes, se pueden reducir con las técnicas adecuadas.
Riego de un bonsái de roble
Los ejemplares más maduros pueden tolerar la sequía si están bien establecidos. No obstante, hay que recordar que en el bonsái tenemos todo el cepellón en una maceta muy reducida, por lo que el riego debe ser constante. Lo haremos en cuanto el sustrato comience a secarse por la parte superficial.
En general es bastante resistente al exceso de humedad, aunque si se trata de la especie roble albar, hay que ir con más cuidado, porque les afecta más el encharcamiento de las raíces.
Trasplante de un roble bonsái
Los robles brotan con la primavera ya entrada, por lo que el trasplante se hará más tarde que en otras especies. Esperaremos a que las yemas estén hinchadas para efectuar dicha operación.
Tolera la poda de raíces relativamente mal, a pesar de ser caduco. Si es un árbol de vivero, cortaremos la raíz pivotante en sucesivos trasplantes.
El sustrato a emplear debe ser drenante y con capacidad para retener la humedad. Se recomienda akadama al 100%, akadama y pomice a partes iguales, akadama con un poco de kiryu… En general se trata de un bonsái que no es exigente en cuanto a las condiciones del suelo, pudiendo crecer en un tipo de PH de entre 3 y 9. De tal forma que lo primordial es garantizar un correcto drenaje y una tierra siempre húmeda.
Orientación de un roble bonsái
Los robles se tienen que situar en una zona a pleno sol. Tolera un clima continental con veranos muy calurosos, aunque en el caso de que sea extremo se puede sombrear ligeramente el bonsái. Como norma genérica el árbol debe recibir el máximo de horas posibles,debido a que sus necesidades lumínicas son muy altas.
En invierno debe permanecer en el exterior de la terraza, porque resiste temperaturas de hasta -10 grados Celsius. Además, necesita sentir el paso de las estaciones para poder otoñar y descansar durante el invierno.
Abonado de un bonsái de roble
Abonaremos durante toda la etapa de crecimiento del árbol, es decir desde primavera a otoño, y deteniendo el fertilizado con la subida de las temperaturas por encima de 30 grados.
En las primeras fases de formación del bonsái podemos aportar abonos líquido altos en nitrogeno para aumentar el crecimiento. En la medida en que el árbol vaya madurante, el NPK debe ser más suave, en aras de reducir la distancia entre los nudos.
Alambrado de un bonsái de roble
No se recomienda alambrar un bonsái de roble, ya que presenta dos problemas. El primero es que las ramas no son demasiado flexibles y cuando las desalambramos muchas veces vuelven a la misma posición. El segundo problema es que si se clava el alambre, luego es muy difícil de eliminar la cicatriz.
De modo que en la medida de lo posible, construiremos la estructura del árbol a base de poda.
Poda y pinzado del roble
Los robles se pueden pinzar varias veces a lo largo del año. Esperaremos a que las ramas alarguen unas 8-10 hojas y las cortaremos dejando 2-3 hojas. Debemos cortar en la yema que nos interese, para que los nuevos brotes tomen una dirección u otra.
En cuanto a la poda, se trata de una especie que resiste muy bien las podas fuertes, y que además cicatriza bastante bien. Esperaremos a invierno, donde el flujo de savia es menor para poder eliminar las ramas de mayor grosor.