Jacaranda bonsai

jacaranda bonsái

La jacaranda mimosifolia o jacarandá es un árbol semicaducifolio nativo de centroamérica y algunas zonas de Sudamérica. Puede llegar a medir hasta 30 metros y su característica más apreciada es su abundante floración morada en primavera, que a veces se repite durante el verano.

Se trata de una especie subtropical, que puede resistir temperaturas de hasta -7 grados Celsius (zona de rusticidad 9b).

Sus hojas son compuestas y de gran tamaño, lo que dificulta su cultivo como bonsái y en especial, la ramificación. En maceta es bastante difícil que ocurra la floración, ya que solo aparece en ramas de más de 2 años y siempre por las puntas.

Riego de la jacaranda bonsái

Son árboles con bastante resistencia a la sequía, pero ante ausencia de agua, el crecimiento se ralentiza. Por esta razón, regaremos en cuanto comience a secarse la parte superficial de la tierra.

Sin embargo, si que se sufre ante el exceso de sales, por lo que intentaremos regar con un agua pura.

Trasplante de la jacaranda bonsái

Las jacarandas aceptan bien la poda de raíces, pero es aconsejable eliminar las raíces más gruesas en las primeras fases de formación para evitar que se sequen ramas importantes en el diseño del bonsái.

El trasplante debe realizarse justo antes de que comience a brotar, es decir a principios de primavera.

No es especialmente exigente en cuanto al PH del sustrato, ya que se adapta a un PH entre 6 y 8,5. Emplearemos una tierra drenante y con capacidad para retener la humedad, como akadama al 100% , akadama y pómice a partes iguales, o akadama y kiryu al 70-30.

Poda de la jacaranda

La jacaranda acepta podas drásticas, incluso la eliminación de todas las ramas. No hay que tener miedo de cortar lo que no vale para la estructura del árbol, ya que se trata de una especie de rápido crecimiento.

El principal problema que presenta la jacaranda es la dificultad para ramificarlo, ya que hay que insistir mucho en la poda y el pinzado para conseguir una copa más densa. Además, al ser pares las yemas, siempre hay un brote que coge más fuerza que el otro, por lo que es bastante difícil distribuir el vigor a lo largo del bonsái.

Dejaremos que las ramas engorden y las acortaremos en invierno para forzar una brotación más cercana al tronco. El mayo hándicap para conseguir una floración en maceta, es que solamente forman yemas de flor las puntas de las ramas de más de 2 años, por lo que si las dejamos crecer perdemos la silueta del árbol.

Abonado de la jacaranda bonsái

Aportaremos abono orgánico de liberación prolongada en cuanto el árbol comience a brotar. Podemos suspender el abonado con la parada estival y volver a reanudarlo en otoño.

No es recomendable emplear abonos líquidos, ricos en nitrógeno, porque va a dificultar la de ya por sí complicada tarea de ramificación.

Orientación de la jacaranda bonsái

Para un crecimiento óptimo, las jacarandas necesitan una exposición a pleno sol. En invierno lo situaremos en un sitio protegido de las heladas, en el caso de que nos encontremos en una zona con un clima frío.

No hay que proteger en el caso de las zonas con clima cálido, ya que soporta temperaturas por debajo de 0 grados Celsius, en ejemplares maduros.

Estilos de un bonsái de jacaranda

Las jacarandas, aunque no son comunes de ver como bonsái, debido a su dificultad para ramificar, se suelen modelar con estilos femeninos. Esto significa que no tienen troncos gruesos, sino que habitualmente se modela en estilo literati, con un tronco sinuoso y una amplia copa en la parte superior del bonsái.

Además, es aconsejable formar árboles de gran tamaño, ya que es muy complicado reducir la hoja y de esta forma disimulamos el excesivo tamaño foliar.

Reproducción de la jacaranda

Se reproduce realmente a bien a partir de semillas. Para ello solamente debemos coger los frutos de los árboles y abrirlos con la ayuda de un cuchillo, ya que son muy duros.

En su interior se encuentran unas semillas pequeñas, similares al confeti, muy numerosas y con un gran poder germinativo.

semillas de jacaranda

Podemos plantarlas directamente en una maceta con tierra, o dejarlas en un tupper con algodón húmedo hasta que comience a formar la raíz.