Acacia de Constantinopla bonsai

Las mimosas o árbol de la seda son árboles muy fáciles de cuidar, pero no tanto de modelar. Su vigoroso crecimiento es un arma de doble filo para su tratamiento como bonsái, ya que por una parte permite conseguir troncos gruesos en muy poco tiempo, pero por otro lado es un inconveniente para conseguir un tamaño de hoja reducido.

acacia de constantinopla bonsai

La mimosa o acacia de Constantinopla realmente no se considera una acacia, sino que se trata de una especie de un género cercano, su nombre científico es Albizia Julibrissin.

Cuidados de un bonsái de mimosa

Se trata de un árbol caducifolio, que puede llegar a medir hasta 15 metros, se caracteriza por sus delicadas hojas compuestas y por su espectacular floración que se asemeja mucho a la seda.

Son árboles muy invasivos y resistentes, que crecen normalmente en terrenos secos y arenosos. Su resistencia a la sequía es muy alta y se adapta a gran variedad de climas distintos de todo el planeta.

Riego de la acacia de Constantinopla

Como ya se ha mencionado son árboles con gran restistencia a la sequía, por lo que pueden soportar algunos despistes en el riego. Regaremos en cuanto el sustrato comience a secarse.

Abonado de la acacia de Constantinopla bonsái

Se trata de bonsáis que no necesitan gran cantidad de abonado para crecer de forma vigorosa, de tal forma que abonaremos en menor cantidad que en otros bonsáis. ¿Por qué? – Porque el mayor problema para modelar las mimosas como bonsái, radica en su bestial crecimiento, que dificulta mucho la reducción de hojas. Si aportamos menos cantidad de nitrógeno, el crecimiento vegetativo no será tan poderoso, y podremos controlar mejor el tamaño foliar.

Ubicación de la acacia de Constantinopla

Las mimosas tienen unas necesidades lumínicas muy altas, por lo que es imprescindible buscar un rincón de la terraza donde el sol sea directo. No es fácil que florezca en maceta, pero si queremos lograrlo, hay más probabilidades que esto ocurra a pleno sol.

Poda de la mimosa bonsái

Cortaremos las ramas que se salen del diseño en invierno, con un menor flujo de savia. Para ramificar las mimosas, debemos cortar las brotes cuando han alargado demasiado. La forma de conseguir una buena ramificación es combinar el pinzado de los brotes más vigorosos con un defoliado a principios de verano.

Trasplante de la mimosa bonsái

Soporta bastante bien la poda de raíces, pero es necesario cortar las más gruesas en las primeras fases de formación, ya que la acacia de Constantinopla tiende a secar ramas cuando se cortan raíces importantes.

Usaremos un sustrato drenante como akadama y pomice a partes iguales o akadama con un poco de grava volcánica. Otra opción sería aportar arena de río a la mezcla. Lo importante es conseguir un sustrato drenante, ya que es un árbol que tolera distintos tipos de PH y que en su lugar de origen vive en suelos secos, por lo que hay que centrarse en lograr un sustrato drenante.

Cómo hacer un bonsái de mimosa

Las mimosas germinan excepcionalmente bien de semilla. Para ello cogeremos las vaínas de las mimosas de los parques y las pondremos 48 horas en remojo. A continuación las planteremos en un sustrato drenante. En el siguiente enlace se detallan los primeros pasos para hacer un bonsái de acacia de semilla.

Una cusestión que parece obvia, pero que en el caso de las acacias cobra especial relevancia es el tamaño de la maceta. Cuando nosotros plantamos un bonsái en una maceta muy reducida, el tamaño de la hoja va irse reduciendo poco a poco, ya que al tener el cepellón tan contenido, el bonsái se ve forzado a sacar hojas más pequeñas. Esta ténica es muy importante de cara a formar acacias como bonsái, ya que la mayor dificultad se encuentra en la reducción de la hoja.