Abordar el diseño de un bonsái no es tarea fácil, puesto que como en cualquier arte, siempre existe un componente de originalidad y de creatividad.
No obstante, si que hay unas directrices y unas normas estéticas que se han ido prefeccionando a lo largo de los años. El objetivo es el de recrear el aspecto de un árbol viejo que ha sufrido las inclemencias meteorológicas.
Como general podemos decir que un árbol tiene que cumplir 4 características:
- Conicidad: El grosor de tronco del bonsái tiene que ir de más a menos. Para entenderlo tenemos que pensar en una pirámide, la base (nebari) es mucho más ancha que la parte superior (el ápice). Evidentemente no hay que llevarlo a tal extremo, pero si es muy importante que el concepto quede claro. Esto no solo es aplicable al tronco, sino que las ramas también deben de ser cónicas.
- Triangularidad: Es muy importante que la estructura de las ramas acabe formando una silueta más o menos triangular. Para entender el porque debe de ser así podemos pensar en la naturaleza. Para que los árboles hagan la fotosíntesis deben recibir el sol en las hojas. Si la estructura de la copa no fuera triangular, las ramas de arriba harían sombra a las de abajo, por lo que acabarían muriendo. Tenemos que tener en cuenta que el bonsái es una representación de la naturaleza, por lo que hay que intentar ser lo más realista posible.
- Alternancia de ramas: Por último, se puede destacar la importancia de que las ramas se vayan alternando. Lo que significa esto, es que si la primera rama sale del lado derecho, la siguiente debe salir del izquierdo. Además, en la medida en que vayamos llegando al ápice, las ramas cada vez deben estar menos espaciadas entre sí. Una cosa que hay que tener en cuenta es la importancia de las ramas traseras. La función que van a desempeñar éstas, además de dar una sensación de una copa más poblada, es la de conseguir que nuestro bonsái tenga profundidad, visto desde el frente.
- Posición de reverencia: Lo que significa este punto es que el árbol ha de estar ligeramente inclinado hacia delante. Hay que conseguir que si vemos el árbol desde el lateral, el ápice esté ligeramente posicionado hacia delante, como si nos estuviera haciendo una reverencia. Así mismo, las ramas deben de crecer también ligeramente hacia nosotros,
Naturalmente estas directrices arriba mencionadas son solo lo que debe de cumplir un árbol a grandes rasgos. Al margen de esto, cada árbol se puede modelar de una forma u otra. En la naturaleza podemos observar que no todos los árboles crecen igual. Los árboles que crecen aislados tienen un tronco recto, como consecuencia de no tener que competir para encontrar la luz, mientras que en zonas boscosas podemos encontrar ejemplares que se han retorcido sobre ellos mismos para poder ir buscando la luz solar. Para más información, puedes entrar en mi entrada sobre estilos.
Estaréis pensando, fenomenal, todo eso que comentas suena muy bien, pero y ¿cómo se lleva toda esta teoría a la práctica?
En primer lugar, considero que es importante que te familiarices con el material necesario que hace falta para poder llevar a cabo todas las técnicas y procesos que nos permitirán lucir nuestro bonsái. De tal forma que he preparado una entrada con las herramientas necesarias.
Otra cuestión importante es la selección de la maceta. El bonsái no es solamente llevar a nuestro arbolito a su nivel máximo de desarrollo, sino que es una interpretación artística en donde la bandeja del mismo va a realzar la belleza del árbol. Hay que abordar este arte como la belleza de un conjunto en el que cada elemento debe de ir en consonancia con el otro. De tal forma que os invito a que paséis a leer todo lo relacionado con la selección de la maceta para nuestro bonsái