El trasplante es uno de los procesos más arriesgados al que hay que someter a un bonsái. Consiste en trasladar un árbol de un recipiente a otro. Para ello generalmente se debe de cambiar el sustrato, por lo que la combinación que se debe emplear va a ser otro tema que abordaremos en esta sección.

Existen varios motivos para llevar a cabo el transplante de un bonsái:

Al adquirir un bonsái comercial, en muchas ocasiones la tierra en la que viene plantado es de muy baja calidad. Normalmente, traen consigo una tierra negra, similar a la que se usa en jardinería. Se trata de un sustrato que retiene mucho la humedad, pero que a la larga va a presentar problemas en el correcto desarrollo del cepellón, ya que evita la correcta oxigenación de las raíces, y la posibilidad de que puedan surgir por hongos o pudrimiento de raíces. De tal forma, que se recomienda trasplantar el árbol para mejorar su cultivo.

En segundo lugar se podría nombrar el árbol por necesidad. Cuando un bonsái lleva muchos años en una maceta, observaremos que poco a poco el sustrato va perdiendo su capacidad de drenaje. Esto se debe a que las raíces han copado todo el espacio disponible para crecer, formando una maraña que evita que el agua pueda traspasar. Un síntoma claro de que esto está ocurriendo es cuando vemos que la tierra del bonsái comienza a subir por encima de la maceta, ya que las raíces empujan al árbol hacia arriba al no tener más espacio donde crecer. En casos extremos, podemos incluso provocar que las macetas comiencen a romperse como consecuencia de la presión que ejerce el cepellón.

En tercer lugar podríamos definir otro tipo de trasplante como de diseño. Para la formación de un correcto nebari, es necesario que las raíces crezcan de forma radial. Para ello tenemos que conseguir que no crezca ninguna raíz hacia abajo, y que además estén dispuestas de forma homogénea alrededor de la base del tronco, tal y como se puede observar en la foto que muestro a continuación.

nebari radial

¿Cuándo se debe trasplantar un bonsái?

El proceso de trasplante como norma general debilita mucho a un árbol, por lo que no es aconsejable abusar de este el. Cada cuánto se debe de trasplantar un bonsái no es algo sencillo de decir. La respuesta más precisa debería ser, que el bonsái se tiene que trasplantar únicamente cuando éste lo necesite.

En fases más tempranas debería hacerse con más frecuencia hasta que tengamos una salida de las raíces equilibrada. A partir de ese momento, deberían espaciarse más, con el objetivo de que el árbol gane vigor y vaya ensanchando el nebari. En ejemplares viejos se puede llegar a realizar hasta cada 10 años sin ningún tipo de problema.

La época del año en la que se debe hacer esta técnica suele ser a finales de invierno. La norma general nos dice que hay que hacerlo justo antes de que el árbol comience a brotar, es decir en cuánto veamos que las yemas estén hinchadas y a punto de abrir. Algunas especies se pueden trasplantar a final de verano o incluso en medio del invierno, pero de forma amplia diremos que se hace finales de invierno.

¿Cómo se debe de trasplantar un bonsái?

Antes de comenzar con el proceso, es recomendable tener ya el tiesto preparado con los anclajes. Una vez esté todo listo, podemos comenzar a quitar la tierra de las raíces y cortar lo que nos sobre. En la mayoría de árboles podemos trasplantar a raíz desnuda, es decir eliminando toda la tierra. En general las coníferas necesitan mantener parte de la tierra anterior.

La cantidad de raíces que se puede cortar durante el trasplante depende mucho del tipo de árbol en cuestión. Habitualmente los árboles caducos sueles soportar excepcionalmente bien la poda de raíces y las coníferas bastante mal. Otras especies como los ficus, también son muy resistentes a la poda radicular. Una forma de saber que tal va a resistir la eliminación de raíces es observando de que manera enraízan los esquejes de esa especie en cuestión, ya que nos va a dar señales de su capacidad de generar nuevas raíces.

¿Qué tipo de tierra es recomendable emplear?

El tema de los sustratos es una cuestión que suscita gran controversia. Hay gente que defiende el uso de akadama al 100% en la mayoría de árboles, otros dicen que lo ideal es meter un 30% de kiryuzuna y otros insisten en emplear una parte de pómice/grava/tierra volcánica. Mi consejo es aplicar el sentido común y tratar de entender las ventajas de un sustrato frente a otro.

La akadama es una tierra porosa infértil, de origen arcilloso y con mucha capacidad de retención de agua. En mi caso, la empleo en prácticamente todas mis mezclas, ya que me aporta la retención de agua que necesito y, además, gracias a su granulometría me permite conseguir una muy buena oxigenación en las raíces.

akadama

La kiryuzuna también es muy drenante, quizás con menos capacidad de retención de agua que la akadama, pero con un toque ligeramente ácido que va a permitir mejorar en algunos casos la absorción de nutrientes. También aporta algo de hierro, por lo que de una forma u otra complementa el cultivo de nuestros bonsáis.

kiryu

El pómice es un sustrato con una capacidad de drenaje asombrosa, pero con menos potencial para retener la humedad que los otros sustratos.De tal forma que la atención en los riegos deberá ser mayor que en otro de tipo de tierras. Gracias a su gran aireación va a permitir una oxigenación enorme en las raíces y un crecimiento radicular asombroso.

pomice

La kanuma es un sustrato poroso, ácido. Las ventajas son claras, ayuda a mantener la oxigenación y aumenta la acidez en el suelo, de forma que es óptima para especies acidófilas como una azalea o una camelia.

kanuma

Al final cada uno debe entender que necesidades tiene, que tipo de clima es el suyo y en base a eso y la experimentación descubrir cual es el que mejor le puede funcionar.

En cuanto a posibles combinaciones se pueden incluir las siguientes: 100%akadama ; 50%-50% akadama y pomice; 70%-30% akadama y kiryu; 100% kanuma para acidófilas.

Trasplantando una azalea

Más o menos los pasos los tendrás claros, así que para acabar de asimilar correctamente el concepto, vamos a ver el caso práctico de como trasplantar una azalea