Aunque el peral no sea muy habitual como bonsái, existen algunas especies que tienen mucho potencial para ser cultivados en maceta.
En esta entrada vamos a hablar sobre el pyrus pyrifolia, también conocido como nashi en Japón.
Se trata de un arbolito de pequeño tamaño originarios del sudeste asiático, que se caracteriza por la formación de peras de reducida forma y por su corteza oscura y agrietada en ejemplares viejos.
Cuidados de un bonsái de peral
El peral japonés o nashi es un árbol que se adapta a gran variedad de climas y condiciones diferentes. Se puede cultivar tanto a pleno sol como a semisombra, pero siempre siendo conscientes que el riego variará en función de la exposición solar.
Es importante controlar la humedad en zonas muy húmedas, ya que tiene cierta tendencia a ser atacado por los hongos. En cualquier caso podemos rociar esporádicamente con un fungicida preventivo de amplio espectro para evitar este tipo de problemas.
Por otro lado, es bastante interesante cultivar esta especie en zonas más frías, ya que las coloraciones otoñales serán mucho más intensas y la floración en primavera, más abundante.
Ubicación de un bonsái de peral
Aunque se adapta relativamente bien a muchos tipos de emplazamientos, lo ideal es que reciba el sol de la mañana, pues es mucho más benigno.
En cualquier caso, podemos usar una malla de sombre durante el verano para evitar el calor y la sequedad excesiva en las horas centrales del día.
Como recurso opcional, podemos situar al bonsái en una orientación más sombreada durante los meses más calurosos del año..
Riego y abonado de un bonsái de peral
Como norma general, regaremos en cuanto el sustrato comience a secarse en su parte superficial. Es conveniente no regar en exceso en los meses más fríos, así como no pulverizar la copa del árbol, pues esto podría provocar la aparición de hongos en las hojas.
A ser posible, emplearemos agua embotellada o agua filtrada con ósmosis para regar a nuestro bonsái de pyrus.
En cuanto al abonado, emplearemos un fertilizante orgánico de liberación prolongada con un buen equilibrio de NPK. Lo iremos reponiendo cada 15-20 días durante toda la etapa de periodo vegetativo (primavera-otoño)
Sustrato y trasplante de un bonsái de nashi
Es importante emplear un sustrato que tenga cierta capacidad de retención de agua y, que a su vez sea drenante. Por ejemplo podríamos emplear akadama con pomice a partes iguales, o bien akadama con un pequeño porcentaje de kiryuzuna.
En cualquier caso no es necesario aportar una parte de tierra ácida, pues se adapta a muchos tipos distintos de PH.
En cuanto al trasplante, lo haremos al final del invierno, justo antes de que se abran las yemas. Se pueden cortar raíces más gruesas, ya que como la mayoría de especies caducas, toleran una fuerte poda radicular. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que una fuerte poda de raíces va a retrasar y frenar el crecimiento de la planta, por lo que solo trasplantaremos cuando sea necesario.
Poda y pinzado del peral
La poda la realizaremos una vez el árbol se encuentre sin hojas, pues el riesgo de retirar savia será menor.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que los frutales, por lo general, no cicatrizan muy bien, por lo que cortaremos las ramas que no necesitemos en el diseño antes de que sean demasiado gruesas.
En cuanto al pinzado, lo haremos una vez la planta haya florecido, pues de lo contrario eliminaremos los brotes de flor.
Es recomendable dejar solamente 1 o 2 peras en la planta, ya que de dejar más, la fuerza se centraría en alimentar la fruta y perderíamos vigor en el resto de ramas, realentizando así el proceso de formación de la estructura del árbol.