El cedro del líbano o cedrus libani es una pinácea que se distribuye por las zonas montañosas del litoral mediterráneo. Son árboles de gran tamaño, de crecimiento vertical y de tronco grueso y muy oloroso.
Se trata del árbol nacional del Líbano, razón por la que recibe esta nomenclatura.
Su majestuoso porte y sus caraterísticas ramas ligeramente colgantes, son de un gran atractivo para su uso como árbol ornamental en jardines urbanos.
Cuidados del cedro como bonsái
El cedro del líbano no es un árbol especialmente exigente en cuanto al cultivo, aunque hay que tener en cuenta que a pesar de tratarse de una especie alpina, no es especialmente tolerante al frío, siendo bastante sensible a temperaturas por debajo de 0 grados (cultivado en maceta).
De la misma forma que no es especialmente resistenten al frío, tampoco lo es frente a temperaturas demasiado elevadas. Lo ideal es un clima templado en el que el invierno sea suave y el verano poco caluroso.
Riego de un cedro del líbano
Los riegos deben ser moderados, por lo que esperaremos a que la parte superficial del sustrato se seque antes de proceder a volver a regar. Es importante evitar humedecer la copa del árbol, pues la humedad es bastante perjudicial para esta especie. Razón por la que se desaconseja cultivar este tipo de bonsái en climas tropicales.
Ubicación del bonsái de cedro
Se debe de buscar una orientación con mucha iluminación, aunque siempre teniendo en cuenta que en verano deberemos sombrear el bonsái si las temperaturas suben excesivamente. Recordemos que crece en zonas montañosas, donde los veranos son más suaves.
En el caso de que no tengamos un rincón sombrío, podemos emplear una malla de sombreo del 50% durante los meses más calurosos.
Abonado de un cedro bonsái
Aportaremos abono orgánico de liberación lenta con la entrada de la primavera. Detendremos la fertilización en los meses más calurosos del verano y volveremos a abonar con la entrada del otoño para preparar al árbol durante la parada invernal.
Trasplante de un bonsái de cedro
Los cedros del líbano son muy sensibles a la poda de raíces, por lo que es recomendable espaciar los trasplantes lo máximo que podamos. En cualquier caso, no podemos hacer el trasplante a raíz desnuda, sino que debemos conservar parte de la tierra vieja.
Hay que eliminar las raíces gruesas, pero evitando en cualquier caso eliminar más de la mitad de las raíces.
En cuanto al sustrato, es vital que sea muy drenante, por lo que una mezcla de akadama, kiryu y algo de pomice podría funcionar muy bien.