Los álamos o chopos son árboles caducifolios con crecimiento apical, que pueden llegar a medir más de 20 metros. De entres las especies del género populus, podemos destacar el populus alba o álamo blanco.
El nombre de álamo blanco se debe al color blanquecino que encontramos en el envés de las hojas. Su joven madera lisa y blanquecina va tomando un aspecto suberoso y rugoso con el paso de los años. Se trata de un árbol de crecimiento muy rápido, pero que no suele vivir más allá de los 100 años.
Cuidados de un álamo como bonsái.
A menudo encontramos álamos en riberas de ríos, puesto que necesitan un aporte de agua constante, llegando a crecer en lugares completamente inundados. Aunque pueden crecer a pleno sol, es importante no descuidar la gran cantidad de humedad que necesita.
En general es una planta que no presenta demasiados problemas en su cultivo, y que puede adaptarse a gran variedad de condiciones climátologicas.
Su gran crecimiento y su demanda constante de agua, precisa de una mayor atención en comparación a otro tipo de bonsáis.
Riego de un alámo como bonsái
Como hemos comentado anteriormente, el riego en esta especie es fundamental. En el caso de que no podamos atenderlo como es debido, se recomienda buscar una orientación más sombreada, de forma que la humedad no se pierda por la evaporación.
En general se suele recomendar regar con agua de ósmosis a cualquier bonsái, aunque en el caso de los álamos, estos no tienen especial sensibilidad a la cal y sales diluidas en el agua.
Orientación de un álamo bonsái
En aras de optimizar el crecimiento del árbol y conseguir un tamaño de la hoja mucho más reducido, lo ideal sería colocar el bonsái en una ubicación a pleno sol.
En caso de que los veranos sean muy calurosos en nuestra zona, podemos poner una malla de sombreo o incluso mover el árbol a una zona sombreada.
Abonado de un bonsái de álamo
Se trata de una especie de crecimiento muy rápido, por lo que para tener unos entrenudos más cortos se recomienda un abonado bajo en nitrógeno.
Lo ideal es aportar nutrientes durante toda la etapa de crecimiento vegetativo, es decir entre primavera y otoño, con una pequeña parada en el mes más caluroso del año.
Poda y mantenimiento de un bonsái de álamo blanco.
Los álamos blancos se pueden defoliar hasta 2 veces al año. En las fases de engorde del bonsái, dejaremos tirasavias hasta que tengamos el grosor necesario. Una vez nos encontremos en la fase de refinamiento, podemos defoliar a final de la primavera y del verano. De esta forma conseguiremos equilibrar las fuerzas entre todas las partes del árbol y forzaremos al bonsái a emitir brotes con una hoja más pequeña y con entrenudos mucho más controlados.
Trasplante de un álamo a maceta de bonsái
Los chopos o álamos presentan un crecimiento de raíces extremadamente vigoroso. Tanto es así que nos obligará a trasplantar el árbol casi cada año.
Es importante que cuando lo hagamos, eliminemos las raíces más gruesas y mal situadas, ya que si no lo hacemos obtendremos un nebari desequilibrado.
Podemos eliminar gran parte del cepellón, puesto que es una especie con gran facilidad para emitir raíces.
El sustrato a elegir debe ser poroso, pero con cierta capacidad para retener la humedad. Un buen ejemplo sería akadama al 100% o con un 30% de kiryuzuna.
Estilos de un chopo como bonsái
No es una especie que se suela ver en exposiciones, ya que su crecimiento tan vigoroso complica mucho su mantenimiento y su formación.
Sin embargo si que podemos encontrar ejemplares de muy buena calidad.
En general se suelen modelar como vertical formal, pues es el aspecto que adpotan en la naturaleza.
Hay ejemplares con mucho movimiento o incluso con maderas muertas, aunque conseguir un tronco retorcido requiere de un alambrado cuando las ramas aún están tiernas.