Callicarpa japonica

Las callicarpas japonicas son arbustos originarios de Japón y algunas partes del sudeste asiático que se caracterizan por su espectacular fructificación de color morado.

Se trata de una planta caducifolia, por lo que la sensación que causan estas bayas moradas es todavía más impresionante cuando el árbol pierde la hoja.

Su coloración otoñal no es nada del otro mundo. Sus hojas adoptan un color ligeramente dorado que no suele ser de gran intensidad. En zonas calurosas la otoñación suele ser bastante discreta, incluso la hoja puede caer antes de que haya algún tipo de coloración.

callicarpa bonsai

Callicarpa japonica como bonsái

A principio de primavera, la callicarpa japonica emite unos botones florales en las axilas de algunas hojas. Al ser fecundadas se forman los tan buscados frutos de las callicarpas, que pasan de un color verde claro a un color púrpura-morado en otoño.

En general, es una especie bastante fácil de cultivar y, de hecho es una planta considerada como invasora en algunas zonas del sudeste asiático.

Prefiere zonas iluminadas o de pleno sol, aunque se puede adaptar a entornos de semisombra. Pero ojo, semisombra no es el interior de una casa o un sitio completamente sombrío, ya que no tolera la ausencia de sol y el árbol comenzará a debilitarse.

Resiste la sequía temporalmente, aunque es preferible que no le falte agua y, en especial, durante el periodo de floración-fructificación, ya que tiende a echar los frutos ante la falta de humedad.

El sustrato y el PH no es relevante en esta especie, pues se adapta a diversidad de suelos. Lo único que hay que tener en cuenta es que la tierra que empleemos sea porosa y con cierta capacidad de retención de agua. Por ejemplo, akadama con pomice o akadama al 100%.

A la hora de equilibrar las fuerzas de esta especie, hay que tener en cuenta que tiende a formar chupones en la base del tronco. En aras de mantener una ramificación fina y un buen vigor en todo el árbol, eliminaremos los chupones lo antes posible. Además, brota muy bien desde la madera vieja, lo que nos da la oportunidad de formas ramas donde no teníamos.

Hay que tener en cuenta que es una especie muy vigorosa, y que si no controlamos su crecimiento tiende a formar unos entrenudos muy largos y unas hojas enormes. Hay que ser especialmente constante en el pinzado para poder mantener una buena densidad y un tamaño foliar razonable.

callicarpa mini bonsái

Su madera, aunque no es muy rugosa, en poco tiempo adquiere bastante interés. Si bien no forma zonas abotonadas ni con corcho, si que da el aspecto de cierta vejez.

En general es una especie bastante interesante, ya que sus frutos son de una belleza sinigual y su rusticidad y adaptabilidad a distintos climas, hace que sea una especie accesible tanto para principiantes como para expertos.