El prunus serrulata también conocido como sakura, es un árbol caducifolio de mediano tamaño originario de la zona este del continente asiático. La hermosa floración de los cerezos japoneses a principios de primavera se volatiliza de forma fugaz, protagonizando una caída masiva de los pétalos. En Japón esta especie esta rodeada de gran simbolismo y espiritualidad, pues hace reflexionar sobre la naturaleza efímera de nuestra existencia.
Cuidados de un bonsái de cerezo japonés
Debido al significado de esta especie y la espectacularidad de su floración, los japoneses han tratado desde tiempos inmemoriales de encontrar la mejor forma para ser cultivados en maceta. Sin duda alguna se trata de un árbol para aficionados más experimentados, ya que presenta algunos problemas en el cultivo (sobretodo por el ataque de muchos tipos de plagas) y además, necesita de bastante experiencia para conseguir una floración correcta sin tener que sacrificar mucha parte del follaje.
Trasplante de un cerezo japonés
A pesar de que en gran parte de árboles de flor, se recomienda el trasplante justo después de que haya ocurrido la floración (como en las azaleas), en el caso de los sakura se debe proceder en el momento previo a que las yemas de flor se abran. La razón por la que se hace esto, es porque a menudo van despertando los brotes con hojas al mismo tiempo en el que ocurren la floración, por lo que en el caso de trasplantar el árbol, frenaríamos el crecimiento del bonsái.
En cuanto al tipo de sustrato que hay emplear, como en cualquier otro tipo de bonsái, se deberá de elegir una mezcla que tenga cierta capacidad de retención de agua y a su vez con buen drenaje. En el caso de los sakura, parece ser que les sienta bien tener un punto de acidez en la tierra, por lo que un 10 o un 20% de kiryuzuna en la mezcla es una muy buena idea.
Resisten relativamente bien la poda de raíces, por lo que en ejemplares en formación cortaremos las raíces gruesas en el punto en el que comienzan a ramificarse en capilares más finos.
Riego de un bonsái de cerezo
Los cerezos necesitan un grado de humedad bastante alto, por lo que continuamente hay que vigilar que el sustrato no llegue a secarse. Es muy importante que durante la floración no se pase por alto el riego, pues las necesidades hídricas durante esta fase son más altas.
A finales de invierno y durante el verano es el momento el que el cerezo experimenta el mayor crecimiento, lo que significa que la demanda de agua todavía será mayor. Regaremos siempre que lo necesite, incluso 2-3-4 veces al día.
Ubicación de un cerezo japonés
Lo ideal es colocar nuestro bonsái en un rincón que reciba luz durante las primeras horas del día (ubicación este). En verano se recomienda sombrear ligeramente el árbol, ya que no tolera bien el calor excesivo.
En invierno no debemos resguardar el árbol, a menos que las temperaturas sean extremas, ya que el frío moderado mejora el descanso y la floración en el árbol.
Abonado de un cerezo
Aportaremos abono orgánico de liberación prolongada durante toda la etapa de crecimiento del bonsái. Excepcionalmente se recomienda aumentar hasta en un 50% la dosis de abonado durante el proceso de floración del bonsái.
En otoño usaremos un abono rico en potasio y fósforo, con el objetivo de preparar el descanso invernal y asegurar una buena floración al año siguiente.
Poda y pinzado de un cerezo japonés
Es recomendable después de cualquier corte, tapar la herida con pasta selladora antibacterial, pues los sakura son muy sensibles a la entrada de patógenos. Podemos hacer los cortes justo en el momento después de la floración y siempre dejando al menos 2-3 yemas, ya que de lo contrario corremos el riesgo de perder la rama.
En cuanto al pinzado, lo haremos antes de julio, ya que es el momento en el que se forman las yemas florales, y de hacerlo más tarde perderíamos la floración del año siguiente.
¿Cómo hacer un bonsái de cerezo?
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Para formar un sakura desde 0, podemos hacerlo a partir de esqueje o de semilla a finales de invierno.
Para garantizar el éxito en la germinación, es necesario llevar a cabo una estratificación de al menos 2 meses.
Para hacerlo a partir de esquejes, cortaremos varas semileñosas y las plantaremos en un semillero con tierra húmeda. Lo protegeremos del sol directo y tratataremos de mantener la humedad en el ambiente hasta que se muestren las primeras hojas. Lo cierto es que aunque si que se pueden reproducir a partir de estaca, no hay un éxito excesivamente alto. De tal forma que es recomendable emplear hormonas enraízantes para aumentar las posibilidades.
Una opción para ganar tiempo en la formación de un bonsái es hacerlo a través de los acodos aéreos. En el caso de los cerezos, lo haremos en el momento de mayor actividad de la planta. Lo ideal es hacer esta técnica a partir de abril, cuando todas las hojas estén ya desplegadas.